En octubre de 1979, recibe con cierta esperanza, las promesas del nuevo gobierno de la Junta Revolucionaria de Gobierno, pero con el transcurso de las semanas, vuelve a denunciar nuevos hechos de represión realizados por los grupos de seguridad. El día lunes 24 de marzo de 1980 fue asesinado, cuando oficiaba una misa en la capilla del hospital de La Divina Providencia, en la colonia Miramonte de San Salvador. Un disparo hecho por un franco tirados impacto en su corazón, momentos antes de la Sagrada Consagración. Al ser asesinado, tenia 62 años de edad. Sus restos mortales descansan en la cripta de la Catedral de San Salvador. En 1993 la Comisión de la Verdad, organismo creado por los Acuerdos de Paz de Chapultepec para investigar los crímenes mas graves cometidos en la guerra civil salvadoreña, concluyo que el asesinato de Monseñor Oscar Romero había sido ejecutado por un escuadrón de la muerte formado por civiles y militares de ultra derecha y dirigidos por el mayor Roberto d'Aubuisson, (fundador del Partido ultra conservador ARENA) y el capitán Alvaro Saravia. D'Aubuisson, que murió en 1992, siempre rechazo su vinculación al hecho. En 2004, una corte de los Estados Unidos, declaro civilmente responsable del crimen al ca pitan Saravia único sobreviviente ya que Roberto murió de cáncer años atrás de el juicio al cual Saravia se le impuso la obligación de pagar una indemnización a la familia de Monseñor Romero.
El 12 de mayo de 1994 la Archidiocesis de San Salvador pide permiso a la Santa Sede para iniciar el proceso de canonizacion. El proceso diocesano concluye en 1995 y el expediente es enviado a la Congregacion para la Causa de los Santos, en el Vaticano, quien en 2000 se lo transfiere a la Congregacion para la Doctrina de la Fe (en ese entonces dirigida por el cardenal aleman Joseph Ratzinger, actual papa Benedicto XVI) para que analice concienzudamente los escritos y homilias de Monseñor Romero. Una vez terminado dicho análisis, en 2005 el postulador de la causa de canonizacion, monseñor Vicenzo Paglia, informa a los medios de comunicación de las conclusiones del estudio: "Romero no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la Iglesia, del Evangelio y de los pobres". El proceso seguirá nuevos tramites, que si son superados, podrían acercar la fecha en que Oscar Arnulfo Romero sea elevado a los altares como el primer santo y mertir de El Salvador.
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